Hola amigos, aquí estoy de nuevo con ustedes. En las últimas semanas, varios pacientes han llegado inquietos a la consulta porque dicen no entenderse con su pareja en la intensidad de las relaciones sexuales que desean tener.
Me explico mejor: muchas personas creen que el apetito sexual de cada uno debe coincidir con el de sus parejas; es decir, si yo tengo ganas de sexo, la otra persona debe estar en disposición mía y no lo entendería si no es así. ¿No les parece esto un poco pretencioso y egoísta? ¿Acaso, comparándolo con el deseo de comer un alimento, cuando yo quiero pollo mi pareja tiene que comer pollo también en el momento en que yo lo pida? Ummmm....
Esa falsa apreciación lleva a muchas peleas e incomprensiones en la vida sexual de un gran número de gentes. El deseo sexual es una respuesta al influjo de una zona cerebral, asociado a la liberación de las hormonas sexuales que ocurren cuando hay un pensamiento, una imagen o una caricia; pero ese deseo también está influenciado por los sentimientos, pensamientos y actitudes personales. Eso explica el por qué cada uno de nosotros tiene una especie de termómetro que gradúa la calentura sexual propia.
Si pretendemos que nuestra pareja esté a tono con nuestro termómetro sexual, caemos en el error de pensar que todos somos iguales; y es que ni en la sexualidad somos repetibles. De manera que enojarse porque la pareja no accede todo el tiempo al apetito sexual de nosotros, más que una falta de conocimiento de la sexualidad, es una vana pretensión.
Si te identificas con esta situación, te invito a revisar los mitos que tienes sobre el deseo sexual y concientizarte acerca de eso. Una cosa es seducir y alimentar la libido de tu pareja con videos, cenas románticas o hasta con cocteles "bombas" que prometen alborotar las hormonas, y otra es aceptar que tu media naranja es menos caliente que tú sin que te alteres ni dejes de hablarle porque no quiere echar los mismos polvitos que tú.
El instinto sexual se puede manejar de varias formas: distrayéndonos con algo, haciendo deporte, pensar en algo que no tenga contenido sexual, o masturbándose como último recurso. Recuerda que no somos animalitos sin control; tenemos cerebro, corazón y razones para entender que la otra persona no es mi clon y que tiene todo el derecho de decir "NO, muy a pesar de nuestro ferviente apetito sexual.
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