Colombia avanza tímidamente, pero a paso firme, en el reconocimiento de los derechos de las personas LGBT. Como me acaba de escribir una amiga: "estamos avanzando mentalmente".
Si bien la historia de la humanidad ha sido cruel con los negros, indígenas, gitanos, mujeres, ancianos y niños, y personas con orientación o identidad sexuales diferentes a la heterosexual, no es menos discriminatorio seguir alimentando el concepto de que hay "plagas" en el mundo que toca exterminar o, por lo menos, apartar a un lado.
El reconocimiento que acaba de hacer la Corte Constitucional a una pareja lesbiana para que pueda adoptar a la hija biológica de una de esas mujeres, es un fallo trascendental en la historia de los derechos humanos.
Grupos religiosos, sociales y políticos se oponen ferozmente a los avances jurídicos que han tenido los homosexuales en todo el mundo. Sin embargo, debemos aceptar que somos un país laico, donde son respetadas las creencias pero estas no tienen por qué aplicarse obligatoriamente a todo un país democrático.
Los homosexuales no son enfermos, ni desviados, ni pervertidos, ni contagian o dan mal ejemplo por su orientación sexual. Las lesbianas, gais y transexuales, son igualiticos a los heterosexuales como personas, hijos, papás o mamás. Sus pensamientos y conductas no difieren del resto de las personas y sufren y aman tal como los heterosexuales.
¿Por qué entonces muchos se oponen a que tengan familia, se casen y puedan criar hijos? Porque siguen pensando que la homosexualidad es algo "anormal" y que dan frutos anormales. Algunos proclaman que sí, claro, hay que ser tolerantes con ellos pero "lejitos de mí y de mis hijos", porque no los aguanto. Es decir, tolerancia disfrazada e hipócrita.
Vendrán muchas más batallas por dar en el campo de los derechos de los homosexuales. Y vendrán muchas más oposiciones y debates a favor y en contra. Todo eso es válido. Pero nadie podrá detener el avance del respeto por la diferencia y del reconocimiento de que la humanidad es una variedad de colores, expresiones y comportamientos, que no por ser iguales deben ser rechazados o cuestionados.