Amanecimos los colombianos con nueva Miss Universo y todos hablamos de la belleza de las mujeres y del sueño de muchas que quieren seguirse los pasos a Paulina Vega. Los medios de comunicación le piden a la nueva reina que les dé un consejo a las niñas que sueñan con pasarelas y coronas, y más de uno ya estará pensando invitar a los extranjeros a que vengan a Colombia a conocer a las colombianas.
Hace tan solo algunas semanas que se armó un alboroto porque en una pequeña población del oriente del país, se celebro el reinado Miss Tanguita, en el que participaron niñas entre 8 y 10 años. Ante las críticas y amenazas de sanciones, una de las mamás aseguró que "todas las niñas sueñan con ser reinas", defendiendo la exposición de estas chiquitas al público adulto que tomaba licor mientras aplaudían el contoneo de las caderitas de las candidatas.
¿Será verdad que toooooodas las mujeres soñamos con ser reinas o modelos? Personalmente, nunca me gustó la idea, quizás porque era gordita cuando pequeña, o porque mi madre nos inculcó a mí y a mis dos hermanas que teníamos que estudiar.
Algunos me dirán que el modelaje es una profesión y eso no lo discuto. Pero creer que las mujeres nacemos con unos genes que nos inclinan a ser mamás, reinas o modelos, es un gran error que induce a muchos padres de familia a sexualizar a las niñas sin que ellas tengan ni la edad ni la madurez para entender el comportamiento de los adultos. Llevarlas al salón de belleza a que les decoren las uñas, comprarle unos tacones cuando aún no se ha consolidado su estructura ósea, cambiar una fiesta infantil por una ida al spa o concentrar sus tiempos en cosas diferentes al juego, el estudio o el deporte, son actitudes de los mayores que desfiguran el concepto de que las mujeres piensan en algo más que mostrar cuerpos o rostros.
¿Has leído alguna vez que muchas adolescentes se embarazan de un tipo mucho mayor que ellas, porque quieren tener su propio hogar con un hombre que las mantenga? Ese es el sueño de cientos de chicas que ven una única meta en sus vidas: ser las "esposas" de un mafioso, del líder de la pandilla o del amigo del papá que tiene plata. Niñas que no han tenido la oportunidad de entrar a la escuela y que imitan los comportamientos de sus madres abnegadas, pobres y maltratadas.
Aquellas otras niñas que tienen el privilegio de estar en un colegio, son motivadas por sus padres a permanecer delgadas y bellas para cumplir con unos estándares crueles de esta sociedad de consumo que combate la anorexia y la bulimia, pero no se da cuenta que contribuye a que las chicas se preocupen en exceso por complacer a los demás.
La desigualdad de género se legitima con esos reinados infantiles que complacen las miradas morbosas de unos machotes borrachos, o con el mensaje velado o abierto de una sociedad que afirma que todas nosotras soñamos con un reinado, desconociendo que mucho más allá de esas fantasías, podemos y tenemos la obligación de buscar nuevos caminos diferentes a las lentejuelas y canutillos.
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