En 1950 el Dr. Ernst Grafenberg, conocido por sus estudios sobre el
desarrollo del primer dispositivo intrauterino o DIU, describió el llamado
punto G en el interior de la vagina.
Ya Aristóteles, en el siglo IV
a.C. hablaba en sus escritos de una especie de eyaculación femenina, pero
tuvieron que pasar muchos siglos para tocar nuevamente este tema que aún se
sigue discutiendo. ¿Existe o no el punto G?
Algunos autores afirman que el punto G
corresponde a las raíces embrionarias del clítoris que tienen una alta
sensibilidad y que, al manipularlas, resultaría en algunos casos, la secreción
de un líquido transparente y diferente a la orina o a la lubricación vaginal.
El punto G se localiza a unos 3 cm de la
entrada de la vagina, en la cara superior de la misma, y se describe como un
montículo o superficie elevada y arrugada muy pequeñita, que al presionarla
proporciona placer
.
Sin embargo, parece que esta zona
anatómica no está presente en todas las mujeres, o solo se palpa en aquellas
que tienen más de 30 años o que han tenido hijos por vía vaginal. Estos
hallazgos no son concluyentes y aún sigue debatiéndose la presencia o no del
punto G en todas las mujeres.
El Dr. Francisco Cabello, médico
sexólogo español, ha investigado este apasionante tema desde 1998, y reporta un
75% de mujeres que “eyaculan" con la estimulación del punto
G. Vale la pena aclarar que la “eyaculación femenina” es un fluido que tiene unos componentes que se hallan en el semen del hombre.
Otros autores como la Dra. P. Boyton,
sexóloga del University College of London, asegura que la búsqueda del punto
G puede “etiquetar” a las mujeres como incapaces sexuales si no lo tienen
y frustrarlas sin necesidad.
D.R.A. |
Universalizar el punto G es pretender que si una mujer no encuentra ese puntico en su vagina va a considerarse anormal o incompleta, y eso sería un tamaño error. La mujer tiene decenas de zonas erógenas, incluyendo la más extensa que es la piel, que pueden conducirla a los caminos del placer. Los pezones, la cara interna de sus muslos, las orejas, los pies, el cuello uterino y muchos otros puntos también pueden llevarla a encontrar los fuegos y estrellitas del sexo pleno.
En próximas entregas te daré algunos truquitos para que busques tu punto G o cualquiera otro del alfabeto.
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